viernes, 24 de septiembre de 2010

Los peligros del positivismo

http://www.cronista.com/notas/246919-ley-recalde-empresarios-los-gremios-quieren-cogestion-companias


Ayer di una clase a los alumnos de grado sobre el papel de la Eficiencia como herramienta para el análisis económico del derecho, materia en la que me siento sumamente honrada de colaborar con la cátedra de mi admirado titular Profesor Martin Krause.

Al finalizar, y mientras se retiraban, les pregunté a un par de chicas si la clase les había resultado comprensible (es decir, si supe transmitir lo más acabadamente todo el concepto). La respuesta me devastó: "Sí, sí, muy bien... pero no me convenció".... Es decir, todo muy lindo, pero no te compro el peine para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama. Me sentí una vendedora ambulante! Conclusión.... el mensaje no les llegó.

En la noticia de hoy, tres dirigentes con impacto en la opinión pública y responsabilidad de dirección cada uno de ellos en su sector, a través de sus manifestaciones dieron el mismo mensaje que mi alumna: si está en la ley, está bien. Caso contrario, sería cuestión de o cambiar la ley para incorporar las ideas, o desechar las ideas por no estar incorporadas en la ley. Por supuesto, "la ley" es la ley positiva... lo que dice LA LEY!

Dos de ellos se opusieron a la pretensión comunista de Recalde y Moyano porque el tema "se puso sobre la mesa " (...) de una forma que no fue sometida a consulta tripartita previa como se establece en los convenios" (Funes de Rioja), y porque la propuesta "incumple con acuerdos de la OIT y no hubo consulta al sector empresario" (De la Vega). Es decir, ambos (y más grave en el caso de Funes de Rioja por su calidad de abogado) fundamentaron su oposición a una violación más al derecho de propiedad y a la Constitución Nacional en acuerdos escritos, en normas positivas, en pactos por escrito... pero ninguno de ellos en las consecuencias terribles para los grupos que cada uno dirige y para la nación en su conjunto que se permita continuar con la violación flagrante al derecho de propiedad, piedra basal del desarrollo de civilización occidental; un derecho humano vapuleado y sistemáticamente violentado.

El tercer dirigente -Biolcatti- fue el único que fundamentó su rechazo en un criterio racional, además de verídico y acertado, al decir que se oponía al proyecto de Recalde "por tratarse del avance de Moyano sobre los intereses económicos y empresarios".

Tendría que ser misión de todos aquellos que valoramos y apreciamos al ser humano en la integralidad de su dignidad rebelarnos contra el imperio del positivismo (herramienta muy bien utilizada por el socialismo), y de facilitar la reflexión sobre las motivaciones más profundas de las acciones, sobre la persecución del sentido inmanente más allá de los convencionalismos coyunturales que pueden (o no) expresarse en cuerpos normativos formales.

No es tampoco mi ánimo el promover el anarquismo, o el funcionamiento de la sociedad sin apego a la ley. Todo lo contrario. El respeto a las leyes es fundamental para un estado de derecho y para un desarrollo sostenido, para la seguridad jurídica tan añorada. Pero mi propuesta es la de fomentar una meditación, una reflexión más profunda sobre el valor genuino de una u otra norma; y generar una cultura crítica que no asuma la legitimidad del concepto por el sólo hecho de estar plasmado en una norma positiva.

Después de todo, la misma Constitución Nacional legitima con el máximo nivel de protección jurídica al derecho a la propiedad en su artículo 17... pero en el siniestro 14bis representa materialmente un derecho antagónico al darle la misma jerarquía al presunto derecho de los trabajadores a tener "participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección".

Ardua tarea la de los constitucionalistas, primero, y de la Corte Suprema, después, de arbitrar interpretaciones sobre estos contradictorios derechos amparados constitucionalmente.

Por lo pronto mi alumna no se "convenció" de lo transmitido en la clase de ayer, porque nunca se nos enseñó (al menos en la Facultad de Derecho de la UBA) que las leyes deberían perseguir un criterio de eficiencia para ser más útiles a la sociedad, y así, la "LEY" no dice nada al respecto. Por su parte, Funes de Rioja y De la Vega se apoyan en un fundamento enclenque -la propuesta comunista no siguió el proceso dictado por la "LEY"- para oponerse a un proyecto de inmensa peligrosidad para la continuidad del capitalismo (prebendario y amiguista, sí, pero al menos capitalismo) como filosofía económica que incluye y complementa a la vez a la filosofía política de constituirnos en un país democrático, republicano y federal.